La devoción a la Virgen del Olivar en Lécera está íntimamente ligada a la figura de los mayordomos. En la práctica es un cargo voluntario que ostentan dos personas durante todo un año. Su misión es custodiar a la Virgen, mantener acondicionada la ermita de la Rebollosa y organizar las distintas peregrinaciones que se realizan al convento de Estercuel para rendirle culto.

Además, organizan la parte más tradicional y arraigada de las fiestas, como la elaboración y reparto de migas la madrugada del domingo del Olivar o el aperitivo que se ofrece después de la Misa Mayor.

Aunque en el siglo pasado la figura del mayordomo era ostentada por miembros de lo que se conoce como Cofradía de la Virgen, hoy está abierta a todos los leceranos y leceranas. De hecho, en los últimos años, los mayordomos han sido clave para que las fiestas del Olivar hayan adquirido un valor popular de gran relevancia, abriendo a todo el pueblo la participación en una de las celebraciones más singulares y queridas de la localidad.